FINDE FRUGAL - ORDENANDO MI CROCHET

Otra semanita más y por acá aunque aún no lo parezca, empezó la primavera. ¡Dios mío primavera en septiembre! Mi cabeza aún no lo razona muy bien esto de está en el Sur y tener calor cuando mi mente pide a gritos, lluvia, frío, ropa de abrigo….

Pero dejo de enrollarme que hoy toca una manualidad de eso que tengo por casa para darle un uso diferente.

Llevo unos cinco meses aprendiendo a tejer, el crochet y el punto me han atrapado como cosa mala, ¡me encanta! Aún no he conseguido relajarme mucho cuando lo estoy haciendo porque estoy en tensión para no meter la pata, pero voy a prendiendo, al menos eso me dice mi profe.

En este tiempo a parte de aprender he perdido dos agujas de crochet, y aunque no son caras, he decidido poner cartas en el asunto.

Tenía una caja metálica del tamaño exacto y que no ocupa ni pesa mucho, y era perfecta para guardar las agujas y el encendedor. Es una caja que me vino al comprar los “tampones”.

Tenía una pequeña pega, metal con agujas ¡ruido seguro! Y bueno ya sé que estoy como un cencerro pero tampoco es ir haciendo ruiditos por la calle como si de una vaca se tratara. Solución, forrar la caja por dentro con un pequeño paño verde que tenía- había comprado para otra cosilla pero que para esta me venía de perlas.

Recorto lo que necesito. para las dos tapas y le doy unos cortes en las esquinas para cuando lo pegue a la caja se ajuste bien.

Ya está  listo mi estuche para mis agujas de crochet.

También tenía otra cajita muy liviana que me venía genial para los restos de hilos que me sobran de las labores y que se me acaban enredando sí o sí.

Esta caja es de las natillas que se preparan en el norte de Perú, sobretodo Piura, Tumbes…  se conocen como natillas piuranas y son un dulce típico que se prepara con leche de cabra, chancaca y harina. Queda como una crema super-mega-recontra dulce que se toma a cucharadas  en pequeñas dosis, porque si te tomas uno yo creo que te da un coma diabético. Cuando me lo traen de Piura lo tengo en la nevera y cuando quiero algo dulce cojo una cucharada y la chupo como si fuese un caramelo ¡¡ummmmm rico!!

Para esta caja lo tenía claro, quería pintarla de vivos colores, para encontrarla fácilmente. Cogí las témperas de mi hijo A, vi combinaciones en la caja, puse unos hilos para separar y a pintar….

El resultado quizás es algo rara su combinación pero me gusta. Decidí dejar las tiras que puse en la separación y las pegué con silicona líquida. 

Como la parte de abajo de la caja la pinté toda de rosa, por dentro decidí ponerle un papel rosa que tenía en casa, recorté un círculo más grande que su tamaño, marqué la circunferencia con la ayuda de la caja y repasé bien para luego hacer pequeños cortes en la parte que iría en las paredes para ayudarme a pegarlo bien. Puse silicona en la caja y pegué lo mejor que pude.

Al final le di una capa de barniz para que me durara más la pintura.

Y esta es mi cajita de hilos…

Con esta manualidad colorida y muy sencilla participo en los FINDES FRUGALES de Marcela y su Colorín Colorado.  He reutilizado unas cajitas con cosillas que tenía por casa y me ha salido bastante cómodo – barato.

Ahora cuando me ponga a tejer lo tendré todo bien organizado.

Y ya sin más me voy de visita para ver otras fantásticas ideas frugales de los viernes.

Que pasen un bonito fin de semana. Besossssss