Sí,
lo sé, debería haber titulado el post de hoy, La princesa y el guisante,
pero os confieso que soy republicana y de izquierdas y que los únicos Reyes que
me gustan son los Magos.
Pero
eso sí, adoro los guisantes. Tanto así
que es posible que un día acabe de esta guisa…..
![]() |
ILUSTRACIÓN DE NACHO DÍAZ |
Creo que alguna vez os he comentado, que la carne la cocino por obligación, para que coman mis dos chicos, que yo podría pasar de comerla casi totalmente, y que cuando la preparo la inundo de verduras de todo tipo.
Cuando
estaba en España y quería meter guisantes a algún guiso, y tenía un poco de
prisa, cogía una latita y me quitaba mi antojito.
Pero
acá ese tipo de conservas no las encuentro y cuando cocía (sancochaba) los guisantes me quedaban recontra duros y con aspecto de necesitar un lifting con
urgencia. Y claro, la comida entra por los ojos y ver algo así desanima bastante.
Hasta
que mi suegro recordó un truco que usa mi suegra con el que le quedan PERFECTOS, con
un color verde intenso, bien tiernitos y perfectamente redonditos, vamos que dan pena hasta comerlos con lo bonitos que salen.
Hoy,
os voy a contar ese truco. Sí, no es que haya encontrado la vacuna a una
enfermedad extraña y vaya a ganar un Nobel, pero quizás, tal vez a alguien le vaya
bien para incluir esta rica verdura en sus comidas.
Vamos
por ella.
Lo primero
tener preparaditos los guisantes fuera de su vaina y limpitos.
Poner
a hervir el agua.
Cuando
ya está hirviendo metemos los guisantes y le ponemos una cucharada de azúcar,
NO sal.
Dejamos
que se cocinen, el tiempo dependerá de su tamaño. Unos 20-25 min para tener
unos guisantes de matrícula.
Una de
las veces que los hice saqué esta fotito….
¿Conocíais este truco? Yo estoy en cantada y ahora ningún guisante se me resiste
jajajaja.
Les deseo
a tod@s un lindo fin de semana.
Nos vemos y mil gracias por sus comentarios, esta semana he vuelto a coger ritmo pero ahí ando robando minutos de mis otras obligaciones para publicar algo, Gracias por estar ahí.